Al principio de la película Conan El Bárbaro, el padre de Conan comparte un enigma con su hijo mientras le cuenta una historia sobre su dios, Crom. Es una de las escenas más memorables y poéticas de la película.
«El fuego y el viento vienen del cielo, de los dioses del cielo. Pero Crom es tu dios. Crom, y él vive en la tierra. Una vez, los gigantes vivieron en la Tierra, Conan.
Y en la oscuridad del caos, engañaron a Crom, y le quitaron el enigma del acero. Crom se enfureció. Y la Tierra tembló. El fuego y el viento abatieron a estos gigantes, y arrojaron sus cuerpos a las aguas, pero en su furia, los dioses olvidaron el secreto del acero y lo dejaron en el campo de batalla.
Los que lo encontramos somos sólo hombres. No dioses. No gigantes. Sólo hombres. El secreto del acero siempre ha sido un misterio. Debes aprender su enigma, Conan. Debes aprender su disciplina».
El padre de Conan muere poco después de compartir este enigma con él, llevándose su secreto, o eso creemos.
Más adelante en la película, tras matar a una serpiente gigante, conoce a una atractiva aunque terrorífica ladrona y roba un enorme rubí de un extraño templo. Conan recibe una importante tarea del rey, interpretado por el difunto y gran Max von Sydow.
«Devuélveme a mi hija», ordena el rey Osric a Conan y a sus dos compañeros. Y si lo hacen, el rey pagará a los ladrones con tanta riqueza como puedan llevar.
Resulta que la hija del rey Osric ha caído presa de un culto religioso, y resulta que este culto está dirigido por Thulsa Doom. Aportándole a Conan la oportunidad perfecta, no sólo para rescatar a la hija del rey, sino para vengarse contra los asesinos de su familia.
Desgraciadamente, el intento de Conan en penetrar en el culto se tuerce y es capturado. Tras recibir una paliza, Conan es llevado ante Thulsa Doom, que ni siquiera recuerda haber destruido la aldea de Conan ni haber matado a sus padres. Pero tiene la respuesta a un importante misterio: el enigma del acero.
«Thulsa Doom: Hubo un tiempo, muchacho, en el que busqué el acero, cuando el acero significaba más para mí que el oro o las joyas.
Conan: El enigma… del acero.
Thulsa Doom: ¡Sí! Sabes lo que es, ¿verdad, muchacho? ¿Te lo digo? Es lo menos que puedo hacer. El acero no es fuerte, muchacho, ¡la carne es más fuerte!«
En este punto, Thulsa Doom mira hacia los acantilados que lo rodean a él y a Conan. Varias mujeres jóvenes están de pie con túnicas blancas sobre las rocas, con los brazos cruzados de forma pasiva.
«Ven a mí, hija mía», dice Thulsa Doom con voz suave a una joven.
Obedientemente, la mujer anda hacia delante… y se lanza tranquilamente a la muerte.
«¡Eso es fuerza, muchacho! Eso es poder!», le dice Thulsa Doom a Conan. «¿Qué es el acero comparado con la mano que lo maneja?»
El enigma del acero, explicado…
Durante años, nunca entendí bien esta escena.
La respuesta de Thulsa Doom al acertijo no encajaba con mi mente adolescente. ¿El poder está lavando el cerebro a hippies de cabeza blanda y convenciéndoles de que salten de las rocas? La respuesta parecía absurda, o al menos incompleta.
No fue hasta muchos años después, mientras estudiaba el texto de Ludwig von Mises «La acción humana«, que la respuesta de Thulsa Doom cobró todo su sentido para mí. Mises, al igual que Thulsa Doom, entendía que el poder proviene de la acción, y las ideas son las que impulsan la acción humana.
«Las ideologías tienen poder sobre los hombres», escribió Mises. «El poder es la facultad o el poder de dirigir las acciones».
Cuando Thulsa Doom, con una simple palabra, hace señas a la hermosa joven para que se lance desde el acantilado, está mostrando a Conan su fuerza, o lo que Mises llamaba «poder».
«El poder es la capasidad de dirigir», escribió Mises. Ese poder, no proviene de las espadas o del «acero», sino de las ideas.
«Quien es poderoso, debe su poder a una ideología. Sólo las ideologías pueden transmitir a un hombre el poder de influir en las decisiones y la conducta de otras personas. Uno puede convertirse en líder sólo si se apoya en una ideología que hace que otras personas sean manejables y complacientes. El poder no es, pues, algo físico y tangible, sino un fenómeno moral y espiritual».
A esto se refería Thulsa Doom cuando decía que lo fuerte no es el acero, sino la carne. La persona que utiliza las ideas para mandar sobre la gente es una persona que tiene verdadero poder, la verdadera fuerza.
A diferencia de Thulsa Doom, Mises, por supuesto, veía el poder como una fuerza peligrosa y corruptora, por lo que se oponía a concentrar el poder en la institución más poderosa y mortal de la historia moderna: el Estado.
Pero eso, como dicen al final de Conan el Bárbaro, es otra historia.